Este fin de semana conocí a una mujer. La mujeres en mi mundo se
dividen en tres tipos. las altas, las bajas y las feas. Esta pertenecía al
grupo de las altas. -Horas después, Pastaza se daría cuenta que su único tema
de conversación, las mujeres, estaba agotando a los pocos amigos que le
quedaban. tenía que ejercitar su habilidad de conversar acerca de cosas como el calentamiento global, pero quejarse
del estado catastrófico de Quito no iba a cambiar que Mr. Average Asshole pensara que lo que realmente tenía sentido en
aquella escuálida metrópoli fuera comprarse otro cuatro por cuatro en lugar de
ciclear o siquiera intentar tomar el bus y esto a Pastaza no le parecía que
tenía solución.
Sin embargo, Pastaza había empezado a andar en bici más que antes y había
logrado reducir su panza a una casi imperceptible barriga. con lo que vinieron
más mujeres, no mejores, que fabricaban nuevas historias con las cuales seguía
perturbando a sus pocos amigos, que a diferencia de las mujeres, no se
conseguían así de fácil. No es que tuviera mucho sexo, casi ni lo tenía. si es
que de sexo se tratara, entonces sus conversaciones hubieran tenido que tener
muchos más detalles realmente asquerosos, y no solo esos estancados puntos que
tenían sus historias sobre mujeres que no respondían a mensajes de texto.
Habiendo considerado el calentamiento global y sin haber sido capaz de
mantener el interés del resto con sus argumentos, comunes, con respecto al
problema del tráfico en Quito, Pastaza se encontraba frente al vacío, la soledad,
facebook y una intermitente apreciación por el porno. Se podría especular sobre
lo inconveniente de experimentar por un período extendido de la vida aquel tipo
de cotidianeidad, especialmente si se pensara en términos de familia e hijos, y
toda la literatura que fuese producto de ese momento tendría que destruirse,
pero la cultura había dejado un espacio para que esa forma de expresión, la de un
hombre de treinta años, fuera casi, se podría decir, un género en sí mismo. En
el mejor de los casos sería, una de las variaciones más ácidas de la comedia,
una especie de comedia negra.
Lo que implicaba que Pastaza necesitaba aprender a contar chistes, no
cachos necesariamente. implicaba que tenía obligatoriamente que empezar a
competir con el Ave, si es que no quería en serio, preocuparse por los
altibajos que le causaba el salir, cada fin de semana, a buscar alguna mujer
que le hiciera acuerdo, cada vez más ligeramente, a lo que alguna vez tuvo con
alguna de sus ex-novias. Tenía que destruir este texto y empezar de nuevo. Pastaza
no debía ser escritor, debía ser comediante y si no lo fuera, debería ser algo
útil. un deprimido actor que actuara detrás del mostrador de alguna tienda o
aquel tipo que renta videos en una tienda sabiendo que las tiendas de alquiler
de videos estaban tan prontas a desaparecer.
Claro que todo esto tenía un tono cómico, pero al carajo con la
comedia, para Pastaza lo único de lo que podría reírse alguna vez sería de
vencer como se debe en esta sociedad demasiado competitiva. Ojo que Pastaza no pensaba
en términos políticos. La politiquería tenía su propio espacio y su propio
tiempo. Pastaza pensaba en términos nuevos, esos términos que tienen nombres de
marcas o de productos y lo que Pastaza estaba tratando de ser era un inventor
de nuevas formas de llamar a las cosas. Eso que más que tener que ver con la
comedia tenía que ver con la poética: llamar a las cosas por su propio nombre.
Por eso este texto para Pastaza partía de la decisión voluntaria de
usar ese término que no era apropiado en épocas feministas: mujer. Pastaza
quería encontrar la forma de inventar un nuevo uso para esa palabra, algo que
se asemejara más a lo que el entendía por la palabra mujer. Si tan solo pudiera
reemplazar la palabra mujer por la palabra mujer, Pastaza dejaría de ser el
machista asqueroso que le hacía tanto daño a esta sociedad como el imbécil que
piensa que la solución es comprarse un nuevo cuatro por cuatro.
Para cuando Pastaza terminó este texto, se había transformado al punto
que reemplazó todas las veces que escribió la palabra mujer, por la palabra
mujer y dejó que sus lectores se preguntaran cual palabra era esa tan
inaceptable que tenía que ser borrada para que este hombre se convirtiera en
alguien con una causa justa para intentar que sus escritos tuvieran un lugar en
nuestra cultura.
truly gómez
09/25/11
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