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Showing posts from 2011

las gringas de pastaza

pastaza llevaba ya unos cuantos meses de regreso a quito y su chica en cuestión tenía un novio, o dos, o mucha imaginación, o un consolador, o una conexión a internet lenta, o cualquier cosa, pero para pastaza lo que realmente importaba era que ella tenía solo una motivación: escapar de quito con otro que no fuera pastaza. pelando papas le encontró a este ex agente de seguros del sur, una conversación con macará, quien fuera miembro de ese colectivo literario que fundarón años atrás, que alcanzó niveles míticos de fama antes de caer de boca en la miseria de la ciudad de las montañas. fue conversando con macará que le apareció a pastaza el reflejo de una prostitución masculina de la que había aprendido que las mujeres podían eruptar por la vagina, echar chorros de fluídos orgásmicos (escuirt) y sobre todo, el que en el corazón de una mujer, no siempre se encontraba una madre. el tercer integrante fundador de aquel colectivo fue un excelentísimo escritor...

éxito en la vida

Para Carlos Cóndor, ella encarnaba el mal llamado   éxito en la vida : neoyorkina de buena familia, metro ochenta, cuerpo de bailarina, preocupaciones suficientemente cosmopolitas, veintinueve años de experiencia. Habían quedado en encontrarse en un concierto de punk. Él había hecho el contacto con la banda   Undead Boys , una banda tributo a los   Dead Boys   de los setentas, para que le dejaran tomar fotos en su concierto. Carlos Cóndor pensaba, mientras se vestía en el cuartucho que rentaba en los barrios artísticos de Brooklyn, en el valor de las coincidencias. Habían pasado siete años desde aquel Halloween en el que había vacilado (un par de besos nada más) con el símbolo de todo a lo que podía aspirar un latinoamericano alienado por tiras cómicas y enseñanzas de la Generación X. Tuvo que hipotecar los almuerzos de Agosto para comprarse una camisa que le sirviera como escudo frente a los dardos venenosos que podía expeler una mujer como ella...

The M Word

Este fin de semana conocí a una mujer. La mujeres en mi mundo se dividen en tres tipos. las altas, las bajas y las feas. Esta pertenecía al grupo de las altas. -Horas después, Pastaza se daría cuenta que su único tema de conversación, las mujeres, estaba agotando a los pocos amigos que le quedaban. tenía que ejercitar su habilidad de conversar acerca de cosas como el   calentamiento global, pero quejarse del estado catastrófico de Quito no iba a cambiar que Mr. Average Asshole pensara que lo que realmente tenía sentido en aquella escuálida metrópoli fuera comprarse otro cuatro por cuatro en lugar de ciclear o siquiera intentar tomar el bus y esto a Pastaza no le parecía que tenía solución. Sin embargo, Pastaza había empezado a andar en bici más que antes y había logrado reducir su panza a una casi imperceptible barriga. con lo que vinieron más mujeres, no mejores, que fabricaban nuevas historias con las cuales seguía perturbando a sus pocos amigos, que a dif...

learning how to think like a woman in the fifties

Habiendo ya pasado los mejores años de la revolución sexual, ese momento en el que, aunque nos duela, los hippies tuvieron un gran acierto: declarar la necesidad de atravesar las barreras de clase al menos para metérsela a alguien, Gabriel entró en el café que frecuentan estudiantes de las universidades más aniñadas de Filadelfia (que por más aniñado que sea no se escapa de ser una cadena) y escucha: I just came from yoga- viniendo del entucador de turno. male prostitute- piensa Gabriel. Se le hace que estarle enterando a la gente que se es bueno para estirarse mientras gimen las bestias que le acompañan, no es de buen gusto. Hay estudiantes de medicina, todas chicas: un par de guapas y una más accesible: learning how to think like a woman in the fifties. Con este caso de prostitución masculina flagrante, Gabriel repite los movimientos de algunas de las mentes más poderosas de mediados de siglo pasado: las de mujeres que previeron que estarle gritando a la gente en la oreja cuanto uno ...

virgen/casto/guapo

virgen/casto/guapo Cuando me enteré que había descubierto la masturbación años después que mis amigos me di cuenta de que no era una coincidencia que cerca de cumplir veinte y un años estuviera preocupado por acabar de perder mi virginidad, en proceso medio sucedida desde mis diez y seis pasando por mis diez y ocho, y accidentada a los veinte. Me santigüé, un poco riéndome de mi mismo, al terminar de leer, otra vez, las instrucciones de un preservativo que tuve que salir a comprar en medio evento. Era parecido el cuadro a mis diez y seis, con un pana regalándome uno que vi nervioso como tenía un rasguño en la envoltura. Por ahí del noventa y ocho, no se sentían tan familiares los condones en manos de teenagers quiteños como éramos. Creo que ese tardío encuentro con la sexualidad, pese a ser hijo de un sexólogo me hizo apurar el paso con mis primeros segundos intercourses . Cuando me encontré con el amor en esa carrera desesperada de sexo empecé a imaginarme u...