pastaza llevaba ya unos cuantos meses de regreso a quito y su chica en cuestión tenía un novio, o dos, o mucha imaginación, o un consolador, o una conexión a internet lenta, o cualquier cosa, pero para pastaza lo que realmente importaba era que ella tenía solo una motivación: escapar de quito con otro que no fuera pastaza. pelando papas le encontró a este ex agente de seguros del sur, una conversación con macará, quien fuera miembro de ese colectivo literario que fundarón años atrás, que alcanzó niveles míticos de fama antes de caer de boca en la miseria de la ciudad de las montañas. fue conversando con macará que le apareció a pastaza el reflejo de una prostitución masculina de la que había aprendido que las mujeres podían eruptar por la vagina, echar chorros de fluídos orgásmicos (escuirt) y sobre todo, el que en el corazón de una mujer, no siempre se encontraba una madre. el tercer integrante fundador de aquel colectivo fue un excelentísimo escritor...