hace años me enamoré de una mujer que era la más bella que había conocido. lamentablemente, ella no estaba tan atraída por mí como yo por ella. me traicionó, se enamoró hasta las patas de un guambrito más chamo que ella. pasé por meses intentando reconquistarla y lo logré. cuando lo logré terminé con ella. cuando pude entenderle me dí cuenta que no había nada en esa relación que yo realmente quisiera. sin embargo, por años pasé intentando reencontrarme. cuando ella me traicionó, pero más que nada, cuando ella me demostró que no estaba enamorada de mí, como yo de ella, mi ser se perdió en mi incapacidad de lidiar con el hecho de que quien era para mí la mujer más hermosa, nunca podría ser mía. mi ser se perdió hasta hoy, cuando andando en bicicleta me dí cuenta que de alguna manera, tras todos estos años de buscarme, cuando ya ha pasado bastante tiempo desde que dejé de intentarlo (encontrarme), mi ser estaba de vuelta conmigo, andando en bicicleta, sintiéndose como cuando la conocí, un tipo increíble listo para conocer a alguien increíble. en aquel entonces, ese tipo increíble conoció a una tipa increíble con la que no pudo hacer pareja. lo que no me di cuenta durante todo este tiempo que estuve buscando en la tipa increíble la pista de donde encontrar mi ser, es que la única pista de la que me estaba olvidando era que para haber encontrado una tipa tan increíble como ella, el tipo tenía que ser tan increíble como yo era. en otras palabras, estuve por años buscando(me) con las indicaciones equivocadas, nunca busque un tipo increíble, me pasaba buscando un tipo fracasado y triste que nunca existió (por eso nunca pude encontrarlo), solo cuando me dí cuenta que no porque esa tipa fuera increíble, e increíblemente nuestro amor no se pudiera (a la final fue cosa de razas, nortes, sures y estupideces que quizás nunca podremos cambiar), el tipo que era yo, el que se perdió por un segundo, era un tipo realmente increíble. ese era.
paulo coelho
05/02/12
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